LAS DESPEDIDAS Y LA ATENCIÓN PLENA

Al poco tiempo de haber comenzado mi vida adulta, mi alma ya estaba llena de despedidas, ignoraba que aquello iba a ser un hecho que se iba a repetir, más de lo que hubiese querido en mi vida; entonces la ecuación constaba de los elementos de, la juventud, (tiempo en que la expresión de la pasión es casi sin límites…), el pensamiento en que pronto nos veríamos, y el dolor del alma de aquella despedida.

A medida que fue pasando el tiempo, la ecuación ha cambiado su tonalidad, por ejemplo,la juventud se fue y al llegado de la madurez, la expresión de la pasión, pasó a un abrazo donde los corazones casi se tocan, porque, en el fondo ambas partes sabemos que en el, “pronto nos veremos”, cabe la gran posibilidad de que, al menos no sucederá cuando nosotros lo queramos, y por último, el dolor del alma, que hace que se muevan las hebras más profundas del ser, porque en cada despedida la expresión de la separación es casi silente, y el dolor es profundo.

Cuando somos jóvenes, la conciencia de que todo se termina, apenas está presente, porque vivimos como si la vida no se fuese a acabar, y despedirnos de alguien que amamos, independientemente del lazo que nos una, es un acto doloroso, y me pregunto si por aquel entonces, éramos conscientes de que muchas de esas despedidas fueron las últimas.

Hoy ya adulta, me doy cuenta, que cada vez que conozco a alguien que me hace sentir cómoda, y comparto con esa persona un tiempo, aunque sea corto, se produce una zona de confort, y también sé que debo aprovechar el momento de bienestar que produce su presencia, porque, sé que se terminará, y me despediré, y tendré, la casi certeza de que no la volveré a ver, y soy consciente que es un regalo de la vida, del destino, que me premia con el afecto de alguien, que crea, una zona de confort, aunque breve y pasajera, que me reconforta el alma, y también de ellos me despediré diciendo “pronto nos veremos…”

Aprovechar el momento presente, es la clave, porque los regalos de la vida son así, breves, pasajeros y en alguna ocasión, profundos.

Ayer me dijo mi amigo, “ven a mi libre, sin expectativas”, y esa conciencia la da el paso del tiempo sobre nuestros hombros, porque sabemos que nada será como nosotros programemos, y si así sucede, será casual, porque será la vida la que nos marcará los pasos, los tiempos y los espacios, y sólo debemos dejarnos llevar, para poder disfrutar sin el control que un día tuvimos en la juventud.

Atención! Atención! Atención!, vivir el presente, es no perderse la vida, y sólo tenemos que caminar, ya que el camino está trazado, el momento es el oportuno y lo conveniente está a nuestro servicio, la vida se encarga de desplegarnos un escenario con extras incluidos, aunque esos extras estén en un andén y se despidan de nosotros diciendo “pronto nos veremos…”

Qué tengas un hermoso dia!